Rocco Morabito ofrecía 80.000 dólares a personal de Cárcel Central, según un informe policial redactado hace un año que alertaba sobre la situación confirmada en la víspera.
El alerta no fue tenido en cuenta por las autoridades carcelarias.
El documento esta fechado el 6 de junio de 2018 y firmado por inteligencia carcelaria, es decir el Departamento de Análisis e Investigaciones Penitenciarias.
Estaba destinado a la dirección del Instituto Nacional de Rehabilitación.
Según dijeron fuentes del caso, Morabito fue ofreciendo más dinero conforme iba pasaba el tiempo.
En el momento de la fuga del domingo había cinco agentes de guardia, ninguno en el sexto piso donde se gestó la fuga.
El plan era entonces el que se concretó: abrir un boquete para llegar al techo del edificio y fugar a través de un apartamento vecino.
El mafioso se fugó con otros tres delincuentes, todos ellos esperaban la extradición.
Es lo que se llama en la jerga carcelaria "presos administrativos", que usualmente son llevados a Cárcel Central.
Este recinto -siempre relacionado a presos "VIP"- viene siendo objeto de polémicas desde hace años. Su permanencia ha estado sujeta al eventual traslado de Jefatura de Policía cuyo edificio está a la venta.
Con capacidad para un centenar de reclusos, también son alojadas allí personas cuya vida estaba amenazada en otras prisiones, o procesados difícilmente clasificables.
Allí estuvieron presos, por ejemplo, Pablo Goncalvez en su última etapa, o el excanciller de la dictadura Juan Carlos Blanco, quien estaba allí por crímenes de lesa humanidad.
En ese contexto, también hay reclusos de gran poder adquisitivo, y que pueden mover dinero dentro de las cárceles. El del italiano reunía la mayoría de esas condiciones.
Morabito era buscado por Interpol desde 1994. Fue condenado a 30 años de cárcel en ausencia. El embarque que dio lugar a su fuga de Italia era de una tonelada de cocaína valuada entonces en 6.2 millones de dólares.